‘El maestro y su emisario’
McGilchrist y su estudio sobre las diferencias entre el hemisferio izquierdo y el hemisferio derecho, E l maestro y su emisario. El cerebro dividido y la conformación del mundo occidental (Capitán Swing), de más de 1.000 páginas, es reconocido internacionalmente como riguroso, amplio y bien documentado. Investigador en neuroimagen en la facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins y con una amplia experiencia clínica, nos explica cómo varían los efectos según prioricemos uno de los dos hemisferios del cerebro en la sociedad, la historia y la cultura. “Durante los últimos tres siglos y medio, hemos desarrollado una cosmovisión que se basa casi por completo en la comprensión del hemisferio izquierdo, que se centra en lo particular, con el fin de controlarlo y manipularlo, pero el derecho es ontológicamente prioritario”.
Por qué está dividido el cerebro?
Los mamíferos necesitamos hacer dos cosas a la vez: buscar comida y no ser comidos.
¿Necesitamos prestar atención de dos formas distintas a la vez?
Sí, una cerrada, precisa, que se enfoca en lo que queremos atrapar: un grano, una presa, una idea. Es el hemisferio izquierdo. Y otra abierta, sostenida, vigilante: para no convertirnos en presa, para cuidar a las crías. Esa es el hemisferio derecho.
¿Y cada hemisferio crea su propia versión del mundo?
Sí. El izquierdo lo ve como una colección de piezas: fijo, categórico, sin vida, descontextualizado. El derecho lo percibe en movimiento, como un todo interconectado, flui- do y lleno de significado. Uno se parece a un mapa. El otro, al territorio vivo que el mapa representa.
¿Usamos los dos a la vez?
Se superponen y colaboran, pero tienen naturalezas distintas. El izquierdo es directo, práctico, le interesa adquirir, manipular, controlar. El derecho quiere comprender. No se obsesiona con tener razón, sino con captar el contexto, el matiz, la totalidad.
¿Cómo lo sabemos?
Operaciones de cerebro dividido, estudios de inhibición temporal de hemisferios, ictus, escáneres… Hay pruebas abrumadoras. Cada hemisferio tiene una forma distinta de interpretar el mundo. Cuando se silencia uno de ellos, se revela el otro.
LLUÍS AMIGUE
IMA SANCHÍS
¿Y cuál predomina en el mundo de hoy?
El izquierdo. Desde la Ilustración, y especialmente desde la revolución industrial, ha tomado el mando. Todo se ha vuelto técnico, literal, instrumental. Vivimos en una burocracia del pensamiento, en lo útil. El hemisferio que no entiende la vida está tomando las decisiones.
¿A dónde nos lleva?
Nos deja vacíos. Lo que da sentido a la vida: el arte, la amistad, el amor, la espiritualidad, la naturaleza, es terreno del hemisferio derecho. Pero lo hemos arrinconado como si fuera infantil o inútil. La imaginación, la intuición, la poesía, las historias: eso da sentido.
¿Cómo priorizar el hemisferio derecho?
Cambiando cómo pensamos, sentimos y hacemos. Volver a las humanidades, apagar la máquina, dejar de mirar el móvil. Salir a caminar, escuchar música, conversar con amigos, meditar, contemplar. Estar presente.
¿Tienen los hemisferios algo que ver con la espiritualidad?
El derecho la comprende mejor porque lo espiritual no se demuestra, se experimenta, y el derecho sabe que hay cosas reales que no se pueden atrapar con palabras. El izquierdo tiende a negar lo que no puede clasificar.
¿El materialismo científico es parte del problema?
Sí. Nos han hecho creer que la única realidad es lo que se puede medir. Pero hay toda una dimensión de la experiencia humana que escapa a esa lógica. El hemisferio izquierdo quiere respuestas claras, dicotómicas: sí o no, correcto o incorrecto. Pero la vida es ambigua, paradójica, matizada. Y ahí es donde el derecho se siente en casa.
¿Esclavos del hemisferio izquierdo?
Ahora sí, y no deberíamos. El izquierdo debe ser el emisario, no el maestro. El derecho es más sabio, más humilde, más conectado con la realidad. Pero tiene una voz más suave. Y en este mundo, ganan los que gritan.
¿Las personas zurdas tienen características distintas de las diestras?
Tienen cerebros menos simétricos, lo que puede ser ventaja o desventaja. Lo inusual tiene un coste. En general, manejan mejor el espacio tridimensional y son intuitivos.
Si predomina el izquierdo, ¿qué pasa con el derecho?
Se inhiben mutuamente. Cuando uno se activa, el otro baja su actividad. Pero deben trabajar juntos.
¿Hay que elegir: ciencia o espiritualidad?
Son complementarias. La buena ciencia necesita intuición, imaginación, inspiración... una buena dosis de hemisferio derecho. Einstein decía que la mente racional es un sirviente fiel, pero que la mente intuitiva es un regalo sagrado. Vivimos en un mundo que honra al sirviente y ha olvidado al maestro.
¿Qué dice la neurociencia de su teoría?
Que tengo razón. He documentado más de 6.000 estudios en mi último libro. Hay evidencia de sobra de que los hemisferios producen visiones distintas del mundo.
¿Y cómo evitar caer en la visión única?
Si reducimos todo a sí o no y a lo útil, perdemos la riqueza del mundo. Hay que volver a ver matices, a tolerar la ambigüedad, educar en pensamiento complejo, salir de internet, leer poesía, sentarse en silencio, dejar que el mundo nos hable.
Activar el hemisferio derecho.
Sí, los grandes descubrimientos no vienen de seguir reglas, sino intuiciones. Einstein no pensaba en ecuaciones, pensaba en imágenes. Y tocaba el violín.
