Han pasado 7 años desde mi jubilación y en estos momentos me encuentro entre los pensionistas que reclamamos unas pensiones adecuadas al coste de la vida y que no corresponde con ese raquítico 0.25 por ciento.
Como complemento hago también referencia a unas reflexiones que no han perdido actualidad.
Se publicaron en la revista de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología en las que pongo de manifiesto el trato y atención a las personas mayores que deben ir unidos a los hechos y no a las promesas y paternalismos.
En este Occidente orgulloso, compulsivo, utilitarista, parece que los viejos -debo decir mayores- vamos siendo un poco lastre de un progreso "indefinido" como lo dicen algunos. Seguro que nadie nos va ayudar ni tampoco lo queremos, de tal manera que somos nosotros los que debemos luchar porque esta vida que llevamos y a la que hemos llegado sea mejor, más sabia, más fuerte que la anterior. Es decir, podemos ser más felices. Hay que pensar en educar a los otros mayores.
ResponderEliminarUn gusto saber de tí.
Gracias Vicente por tus siempre acertados comentarios.Seguiremos en el camino alzando nuestra voz mientras nos guarden las fuerzas, sin resignarnos a los orgullosos.Un abrazo desde Tenerife.
ResponderEliminarMe gustó el blog.
ResponderEliminarVeo que para la gente luchadora nunca se es mayor.
Un saludo soñador.
Muchas gracias Manuel.Seguiremos soñando pero despiertos.
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