Así que aquí estoy entrenando para preparar el curso que viene.En brazos de la "Desiderée" de María Linnemar.
En atención al Maestro Lolo de la Rosa.
COMENTARIO
Y uno llega a la vejez,
trabajando la obra, día a día;
o noche a noche, como Baudelaire.
Trabajo firme, ardiente: hervor del alma en la palabra. Cansado y tonificante, doloroso y alegre:
elegía del sentimiento
y oda del concepto.
Sísifo y Criatura afortunada.
Y uno llega a la vejez y se pregunta:
¿Cual es el objeto y quién el destinatario de la obra:
(trabajo en progresión, en corrección, enregresión, en salto y en caída)
- aventura del ser en invención
de un microcosmos propio)?
¿Quién?
Te duermes sin respuesta.
Vigilante, en pos de un verso definitivo,
último
Sabes que la aurora te sorprenderá sobre tu manuscrito
¡la página!
viña desbrozada de hileras rectas, equidistantes, cuyas cepas están aún devoradas por los chupones que protegen ensueño y deseo.
Raspas, arañas, cortas...
Y, ¿cuál es el objeto y el destinatario de esa chispa feliz que crece en astro?
Sabes que no puedes escapar a este delirio de alegría dolorosa.
Como el ciervo en la brama,
siembras alaridos de deseo por el emparrado del verso.
Como el emparrado de la vid silvestre,
lanzas zarcillos por todos los rincones del sotobosque,
creando una maraña de secretos esponsales.
Es un destino al que te condenaron tus padres y maestros.
Morirás bramando tu último delirio,
brama ya desgastada,
babeante,
de esperma derramado
por la página mítica que te regalaron los dioses el día qué supiste que,
a pesar de la Historia, eras poeta.