NUESTRO OBJETIVO

La finalidad del grupo es la de buscar formas para mejorar nuestra calidad de vida a través del conocimiento y el aprendizaje. El grupo apuesta por la práctica de actividades que fomenten el Envejecimiento Activo y para ello trataremos temas relacionados con la salud, la seguridad y la participación solidaria. Entre ellos, la actividad física, mental y espiritual ó artística, el mantenimiento de la autonomía personal, las relaciones sociales, las actividades de ocio y esparcimiento, la búsqueda de nuevas experiencias y el dedicarnos a todo aquello que nos guste, compartiremos entre todos nuestras opiniones, reflexiones y sugerencias, al respecto.

sábado, 23 de agosto de 2025

CANON in D (Comienzo)

 

CANON in D  (Comienzo)

Johann Pachelbel

Arr.: Per-Olov Kindgreen


Canon in D es una de las obras más conocidas del compositor alemán *Johann Pachelbel* (1653-1706). Una pieza de música barroca que se ha convertido en un clásico muy popular, especialmente en eventos ceremoniales. El Canon in D  es una obra que se caracteriza por su belleza melódica y su estructura sencilla pero profundamente emotiva no fue tan conocida en la época como otras obras de compositores contemporáneos como Bach o Handel. Fue redescubierto en el siglo XX.                                                                     La base del canon es una progresión armónica cíclica de ochos acordes en Re mayor ( D-A-Bm-F#m-G-D-G-A) claramente definidos en esta primera parte que interpreto con estudio y atención. 

https://youtu.be/4Gcifc2f9Kg


sábado, 9 de agosto de 2025

La vida es un viaje consciente

                          “La vida es un viaje consciente”



Jordi Nadal


Con profunda y muy compartida tristeza y ternura, despedimos al profesor, psicólogo y escritor Ramón Bayés Sopena, quien falleció este agosto a los 94 años, dejando una huella imborrable en la psicología contemporánea y en la comprensión ética y humanista del sufrimiento. Nacido en Barcelona el 29 de septiembre de 1930, Bayés fue una de las figuras más influyentes en la introducción del conductismo experimental en el ámbito hispano, así como pionero en aplicar los conocimientos psicológicos a temas fundamentales como la salud, la muerte, la vejez, el duelo y el sentido de la vida.

Doctor en Psicología y catedrático emérito de la Universitat Autònoma de Barcelona, su trayectoria abarcó más de medio siglo de contribuciones académicas, clínicas y humanísticas. A inicios de los años setenta, fue uno de los primeros psicólogos españoles en publicar investigaciones empíricas sobre comportamiento animal, acercando la obra de figuras como Pavlov y Skinner al mundo de habla hispana. Junto con colegas como Josep Toro y Joan Massana, contribuyó decisivamente a modernizar la psicología española y a abrirla a nuevas corrientes científicas.

Su pensamiento era una invitación a vivir con autenticidad y serenidad, y aceptar la finitud sin miedo.


Ramón Bayés supo tender puentes entre el conocimiento científico y la experiencia emocional. Fue un divulgador brillante, dotado de una sensibilidad poco común, que abordó el sufrimiento, la muerte, la autonomía y la resiliencia desde una mirada profundamente ética, compasiva y esperanzadora.

Trabajó estrechamente con unidades de cuidados paliativos, asociaciones de psico-oncología y redes de salud comunitaria, y fue un referente clave en el desarrollo de la psico-oncología en el mundo hispano. Ha disfrutado de un enorme amor y respeto de muchos alumnos y discípulos.

Su obra literaria refleja esta combinación única de rigor y calidez. Publicó varios libros, actividad que nos hizo encontrarnos y ser amigos. En el 2021 participó en el programa Aprendemos Juntos, donde dejó un testimonio conmovedor en el vídeo titulado Un mensaje de sabiduría . Sus palabras resonaron entre más de dos millones y medio de personas. Ahí dijo:

“Cada persona es un viaje, que el viaje sea único”.

“Que la vida sea un viaje consciente. La vida es búsqueda, la vida es camino”.

Estas frases resumen la esencia de su pensamiento: una invitación constante a vivir con autenticidad, a aceptar la finitud sin miedo y a encontrar serenidad incluso en las circunstancias más difíciles. Su mensaje, sencillo y profundo, continúa inspirando a quienes lo leyeron, escucharon o acompañaron.

He compartido –como muchos de sus discípulos– hermosísimas conversaciones con él estos últimos años. He grabado algún video de nuestros encuentros con saludos a sus amigos y exalumnos, a quienes se los he mandado. Hemos visto cómo se hacía cada día más vulnerable, y esto resultaba una invitación a aceptar que somos seres frágiles y finitos.

Cada libro que me entregaba era un ritual divertido, cuando me decía “este es el último”... y publicamos siete. Le prometí llevarlo a tomar un gin-tonic, pero al final se lo traje yo a su casa, pocos días antes de fallecer, acompañado de Pep Marí, un discípulo muy querido, quien, entre muchas cosas esenciales, contaba que Ramón, antes de tomar en su mano un trabajo de uno de sus alumnos, les decía: “¿Esto es la mejor versión de lo que puedes darme?” Al introducir la muy legítima y pedagógica duda en el alumno, conseguía que este mejorase su investigación, porque pedía un poco más de tiempo. Corregía antes de recoger en mano el trabajo.

Ramon nos mandaba –a toda su gente querida– durante años, cada lunes, un mail con trozos de artículos, links a músicas, a películas, etc. Todo el rato repartía fragmentos de vida que quería compartir.

La vida a veces nos enfrenta a momentos durísimos. A él tampoco se los ahorró. La familia perdió a uno de sus dos hijos, Ricard, muy joven, en un accidente. Y, muchos años después, enviudó de su esposa, Àngels, con quien tomaba siempre un desayuno en una cafetería cerca de su casa. Siempre en el mismo sofá. Sonreía –como un pillo entrañable–, contento, cuando podía sentarse en ese sofá concreto. Un ritual hermoso. Le acompañé un día y noté cómo las camareras lo saludaban con un cariño descomunal. Ramón despertaba muchísima ternura.

Le sobrevive su maravillosa hija, Mireia, y sus nietos, Jordi y Marc. Este último año no se ha cansado de repetir la admiración por su hija Mireia, que le ha cuidado con un amor ejemplar.

Quedémonos con esta frase, fundamental, de la entrevista en Aprendemos Juntos. A la pregunta: “¿Qué les dirías para el día que vean esta grabación, a tu hija y a tus nietos, Ramón?”, contestó: “Os he querido, aunque a veces probablemente no lo habéis notado”.

Cuando el entrevistador le preguntó: “¿Qué consejo le darías a alguien que empieza a aprender en la vida?”, respiró un momento y contestó: “Que escuche.” La característica esencial de su vida fue la curiosidad. Nos despedimos con un “a reveure”, “hasta la vista” 


jueves, 7 de agosto de 2025

Ampliar el conocimiento y el amor.


 Su amigo y Editor Jordi Nadal JN acaba de comunicarnos que RAMON BAYÉS nos ha dejado.

La ceremonia de despedida será en TANATORIO DE LES CORTS, en Barcelona, Sábado 9 de agosto,Mireia estará desde las 10.00 h. La ceremonia será a las 14 h.
Después de jubilarme terminé mis estudios de Gerontología y Master en Residencias de la tercera Edad.
En aquellos momentos junto a las prácticas en distintas Instituciones tomé contacto con varios profesionales del mundo de las personas mayores entre ellos RAMON BAYÉS psicólogo, profesor emérito de la Universidad Autónoma de Barcelona, Doctor Honoris Causa por la UNED con el que tuve contacto directo y amigable junto a otros compañeros de sus libros y artículos “HOY LUNES, AVUI DILLUNS” que me ayudaron a trasladar sus conocimientos a mis Blogs, entrevistas conferencias y encuentros en distintos Centros ciudadanos, Asociaciones, Plataformas de Voluntariado.
No quisiera dejar pasar mis condolencias a sus amigos y familia sin antes mostrar su entrevista y fragmento de su discurso pronunciado por el autor el 18 de septiembre de 2001, en el salón de actos de la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Barcelona, con motivo de su jubilación el 30 de septiembre de 2001.
“En uno de mis viajes al Gran Norte había contemplado un maravilloso crepúsculo que parecía que no tuviese fin. Sentado en la cumbre de una colina sobre los fiordos, sabía que la noche llegaría, pero también sabía que el paso de la luz del atardecer a la oscuridad de la noche sería largo y suave. Es seguro que la noche me alcanzará algún día –pensé–, pero me gustaría adentrarme en ella lentamente y sin miedos. El canto de los grillos, el transbordador que pasa; las nubes blancas que, poco a poco, se van tiñendo de amarillos, rojos y naranjas; el adiós de un grupo de hermosas muchachas de ojos brillantes, con coronas de flores y velas encendidas entre sus rubios cabellos.
La duración del crepúsculo varía según la latitud del lugar donde nos encontremos; es muy corta en los trópicos, en los que la transición del día a la noche es muy rápida, pero es muy larga en los veranos del círculo polar. Me gustaría un crepúsculo de círculo polar tan próximo al solsticio de verano como fuera posible, naturalmente.
Por otra parte, los crepúsculos de círculo polar poseen otra característica importante, ya que suelen acompañarse de cambios, a veces muy espectaculares y curiosos, de iluminación y coloración de la parte del cielo donde el sol se pone. El fenómeno es debido a la refracción y dispersión de la luz solar que tiene lugar en las diversas capas de la atmósfera y al número y heterogeneidad de estas capas, así como también a la mayor o menor humidificación del aire. Me gustaría, por tanto, si fuera posible, no sólo que mi crepúsculo fuera largo, sino también que fuese hermoso, es decir, que contara con muchas capas muy heterogéneas y un buen nivel de humedad –generoso, me atrevería a desear– en la atmósfera que deba acompañarme hasta alcanzar el puerto de las estrellas.
Y que la noche llegase sin darme cuenta, al lado de mi compañera Àngels, con la cual, con los tiempos que corren, ya pronto podremos conseguir el récord Guiness de pareja estable; de mi hija Mireia, de mis nietos Marc y Jordi, y también de los amigos, como tantos de vosotros, con los que mantengo lazos afectivos.
Quisiera ser recordado no por mis escritos o mis palabras, más o menos acertadas, sino como un hombre que, a pesar de sus errores y limitaciones, ha intentado estar cerca de los otros hombres y, como profesor, aprender de los enfermos, de sus colegas psicólogos o de otras disciplinas y, muy importante, de sus jóvenes alumnos.
Simone de Beauvoir escribió que en los últimos momentos de un moribundo se puede encontrar el absoluto. Yo no sé qué es el absoluto ni tengo muchas esperanzas en otra vida, pero me gustaría sentirme en paz con todos. Deseo pediros perdón, a todos y a cada uno en particular, por lo que he hecho mal y, más difícil, por aquello que tal vez he dejado de hacer por pereza, por ignorancia o cobardía.
Resumiendo: me gustaría que mi despedida fuese como un crepúsculo en el círculo polar durante el verano. Es decir, largo y hermoso.”
Entrevista con Jordi Nadal JN
APRENDEMOS JUNTOS