Hace más de 5 años publiqué en mi blog "NOSOTROS MAYORES" un artículo de Javier Marías que me deslumbró por su autenticidad y al que literalmente hago referencia.
“Hubo un tiempo - largo tiempo - en el que los ancianos no abdicaban de su masculinidad y jamás eran peleles infantilizados. En el que seguía siendo fuertes, incluso temibles, en el que se revestían de autoridad. Claro que era un tiempo en el que la sociedad no tenía prisa por deshacerse de ellos, por arrumbarlos, por entontecerlos, por desarmarlos y jubilarlos con gran soberbia, como si no tuvieran nada que enseñar. Si miran el retrato del primer Organista Félix Máximo López, seguro que reconocerán de qué les hablo.”
Este es un extracto que saco de un excelente artículo de JAVIER MARÍAS publicado estos días en EL PAIS semanal.
Llevo 18 años de camino hacia la ancianidad y os puedo asegurar que no he parado de hacer y así seguiré hasta que mi mente ya no de más de sí para entonces espero que la eutanasia esté resuelta pero no es de eso de lo que quiero hablar.
Cuando leí el artículo al que me refiero me di cuenta de que efectivamente aunque el tiempo ha pasado desde que Vicente López pintó al anciano organista que en el cuadro habla en letras escritas por Javier Marías las personas mayores nos hemos dejado llevar por los caprichos de la familia, las modas consumistas, las desvergüenzas de la sociedad y la clase dirigente engañándonos con viajes, comidas y carantoñas paternales desperdiciando nuestro potencial y saber hacer posiblemente por miedo a perder sus poltronas.
Aquí es donde quiero llamar la atención para que aún contando con nuestras debilidades a la que el pasar de los años nos lleva. Éstas no deben ser excusa para mantener nuestro carácter y enfrentarnos claramente a cualquier falta de consideración hacia nuestra firme voluntad de ejercer nuestros derechos y el hacer de cada día.
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